No fue el gran invento del milenio, porque en realidad de logo sonoro ya se hablaba antes y porque, al final, las identidades sonoras de la era dorada de la radio eran un poco eso. Sin embargo, en los últimos años el logo sonoro se ha convertido en un elemento al alza y uno cada vez más presente en la estrategia de las compañías.
De hecho, ha estado integrada en las actualizaciones de los logos que han hecho las grandes empresas. Un ejemplo es la actualización del de Volkswagen, que servía como ejemplo de todas las tendencias que dominan ahora mismo en diseño de logos. Además de reinventar su imagen gráfica, la compañía apuntaba que también contarían con un logo sonoro.
En general, el audio branding y los logos sonoros encajan porque ayudan a crear una identidad de marca clara, una que oiremos de forma repetitiva y que asociaremos rápidamente a la marca. No hay más que pensar en HBO o Netflix, por ejemplo, para que nuestros cerebros rápidamente recuperen el sonido que suena cuando arrancan los capítulos de sus series y otros programas. Incluso aunque el sonido de HBO parte de algo genérico (el sonido de ruido blanco de la tele), se ha convertido en un elemento claramente identificativo.
Pero, en el presente, la identidad sonora se ha convertido en importante por otras razones a mayores, que completan esta realidad. Por un lado, la explosión de los logos sonoros y los sonidos de marca encaja en ese esfuerzo de las empresas por encontrar nuevas posiciones y nuevas vías para asentar imagen de marca que dependan menos de lo visual.
Cada vez estamos más saturados de impactos visuales y a nuestro cerebro le resulta más fácil ignorar lo que se asocia a las marcas. Entrar usando otros sentidos, como puede ser el olfato pero también el oído, se ha convertido en una posible solución para las compañías. El logo sonoro puede cuajar tan bien en nuestra memoria como lo hace una canción pegadiza.
Por otro, está el hecho de que las marcas deben convertirse cada vez más en experiencias multisensoriales. Lo es a nivel de marketing, pero también a nivel de experiencia. BMW encargó a un compositor, por ejemplo, diseñar la identidad auditiva de uno de sus coches: todos los sonidos que el usuario escucha cuando está empleando su vehículo fueron escogidos pensando en un todo sonoro.
Y, finalmente, está el hecho de que cada vez hay más elementos que impulsan la necesidad de contar con una identidad sonora. Si el boom de la radio hace un siglo dio impulso al jingle de marca y a la presencia de las compañías en las ondas, el creciente uso de dispositivos como asistentes de voz y altavoces inteligentes crea nuevos escenarios para las marcas y estas deben ajustarse. Deben crear identidades sonoras que funcionen ahí.
Los beneficios del logo sonoro
Y ahora que las compañías han empezado a desarrollar sus logos sonoros y a posicionarlos ha llegado el momento de analizar qué aportan. Los datos de los pioneros en su uso permiten comprender qué mejoras pueden suponer para su situación en el mercado. Una de las pioneras en el uso de logos sonoros fue Mastercard, que desarrolló una identidad sonora diferenciada y propia.
Según acaban de explicar desde la compañía, y como recoge Warc, el branding sonoro ayuda en la diferenciación, en la creación de imagen y en el trabajo en identidad corporativa. Además, sirve para crear una conexión emocional con los clientes. “El branding sonoro crea recuerdo de marca y solidifica un nuevo elemento de branding en tu repertorio”, apunta Greg Boosin, vicepresidente en el área de marketing de la compañía.
Además, añade, el logo sonoro apela al subconsciente. El consumidor no lo procesa de un modo consciente, sino que lo hace sin ser plenamente consciente de lo que está haciendo.
Por supuesto, recuerda, el logo sonoro no es un jingle de marca, sino un elemento de identidad que servirá para identificar a la marca en muchísimos puntos de contacto con el consumidor y que funcionará de forma universal.