Si hay algo que no se puede decir es que los estudios de marketing sean aburridos. Los analistas investigan todo tipo de cuestiones para determinar cómo toman decisiones los consumidores y qué impulsa sus deseos, para lo que se adentran en el subconsciente colectivo y prestan atención a los elementos de todo tipo. La neurociencia ha demostrado que las sonrisas venden más y también ha afinado cuál es la sonrisa perfecta, esa que logra una mejor reacción entre los consumidores. Es un ejemplo de los estudios que parten del detalle. Uno más reciente ha analizado cómo reaccionan los consumidores a los hombres con barba. Puede parecer trivial, pero en realidad no lo es.
Dos investigadores, una de la St. Edward’s University y otro de la University of Texas at San Antonio, han analizado el poder de la barba como elemento de conexión con los consumidores. Sus estudios han abordado cómo la barba del personal de atención al cliente afectaba a la percepción de expertise, confianza, probabilidad de ventas y satisfacción del consumidor ante el servicio.
Las conclusiones son las de que la barba importa. Y mucho (y posiblemente que lo haga dice mucho sobre cómo se han integrado a lo largo de los siglos ciertas nociones patriarcales en lo que se ve de forma positiva y lo que no).
“Las barbas pueden ponerse o pasarse de moda en término de aumentar el atractivo físico, pero desde un punto de vista de la evolución se han considerado como una pista a los demás de la masculinidad, los recursos, la madurez, la competencia, el liderazgo y el estatus”, explica Sarah Mittal, una de las responsables del estudio. La barba se asocia a un signo de ser competente. También se ve como una señal de que se trata de una voz experta.
Por ello, el tener o no tener barba no es solo importante en términos de percepción personal (los estudios previos, por ejemplo, se habían centrado en ver cómo impactaba en los resultados que se lograban en apps de citas), sino también en términos de percepción de marca y de decisión de compra.
Cómo funciona en términos de datos
En general, los hombres con barba logran mejores resultados. Es, como apuntan los investigadores, un elemento sutil pero constante a la hora de mejorar la percepción de confianza en el personal y hasta la intención de compra. Es más probable que se compre si el vendedor lleva barba.
Los investigadores han determinado que no importa el contexto o la industria como tampoco la etnicidad, el atractivo o hasta lo agradable y ‘gustable’ que esa persona pueda ser. El vendedor con barba siempre logra resultados mejores que sus compañeros.
Incluso, y esto es igualmente interesante, la barba funciona mejor en internet. Uno de los estudios lo demostró usando anuncios de Facebook. Los datos de CTR eran mucho mejores en aquellos casos en los que se mostraba a un vendedor con barba en la imagen que con aquellos que no la mostraban. En algunos sectores, como la tecnología o los servicios industriales, el CTR de esos mensajes estaba muy por encima de la media tradicional de los anuncios del sector.
Por todo ello, los expertos advierten a aquellas empresas que no dejan que sus trabajadores tengan barba que deberían pensar dos veces qué están haciendo.