Para nadie es un secreto que el mundo del fast food ha sido uno de los más afectados en medio de esta crisis sanitaria. KFC lo sabe y entiende que para sobrevivir el sector necesita reinventarse.
Algunas cifras sobre lo que sucedió en el mercado mexicano dejan en claro el problema. En lo que respecta a los restaurantes, un estudio reciente firmado por Fintonic reveló que, a partir del primer caso de coronavirus en México, los consumidores redujeron su gasto en restaurantes en un 30.03 por ciento.
Con esto, los cierres y despidos fueron la constante para el sector. Así, vale la pena recordar una encuesta realizada por DataPlor, la cual encontró que el 35.9 por ciento de los restaurantes en el país dijo haber reducido su plantilla laboral para subsistir durante la contingencia sanitaria, en un escenario en el que reportan bajas de ventas de entre 85 y 90 por ciento.
Si bien la mayoría de las marcas han buscado la forma de registrar los menos cierres posible y retener al grueso de su plantilla, la realidad es que para las marca es necesario comenzar a mirar otras posibilidades, en donde no sólo por términos de negocio, sino también por la medidas sanitarias que se han convertir en una rutina y hábito constante entre los usuarios.
Las últimas acciones de KFC dan cuanta de este necesario cambio, mismos que en meses recientes podría comenzar a ser seguido por otras marcas.
Hace unas semanas, se informaba que la cadena de comida rápida abrió en Moscú, Rusia el primer local operado cien por ciento por robots.
De esta manera, quienes visitan este local hacen sus pedidos, pagan y consultan todo lo relacionado con sus alimentos a máquinas capaces de cubrir todas las necesidades que los comensales pueden tener al momento de efectuar una compra en un restaurante.
En buena medida, la puesta en marcha de esta propuesta se aceleró con la llegada de la pandemia, que en plena etapa de recuperación demanda contractos mínimos para evitar nuevos contagios.
En la misma línea, KFC China ha puesto en circulación una serie de food trucks autónomos para llevar sus productos a las calles y venderlos sin contacto humano.
Esta flota de autos, se mueve por diversas zonas del país asiático y, manejados mediante redes 5G, tal y como señala SoyaCincau, ofrecen a los transeúntes la posibilidad de comprar los clásicos productos de la firma mediante una pantalla táctil con pagos que se realizan a través de un código QR.
Esta nueva propuesta se ha podido materializar gracias a las ventajas que ofrece Neolix que, tal como señala Forbes, es una empresa de transportes con sede en Beijing y que ya estaría en pláticas con otras firmas como Pizza Hut para replicar el modelo que ahora pone en marca KFC.
Estos ejemplos dejan ver lo que podría ser el nuevo entorno y realidad de los jugadores del sector fast food, en donde, tanto por eficacia como por las nuevas tendencias de distanciamiento que dejó la pandemia, tendrán que buscar nuevas formas de dar una valor agregado a su oferta.
KFCの無人販売車があった。 pic.twitter.com/GyI661MlsR
— プーアル (@shanghaineko) November 17, 2020
La automatización parece ser el camino clave para dichas marcas. Una reciente investigación realizada por el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), destaca que este tipo de máquinas ocuparán más de 5.1 millones de puestos de trabajo durante 2020, lo que significa una reducción de oportunidades para el capital humano en la misma proporción. (Investigación correspondiente a 15 mercados líderes en el mundo que representan el 65 por ciento del total de trabajadores en el mundo).
Lo anterior serría el efecto de la búsqueda de las empresas por aumentar su rentabilidad, si se considera que los costos que hoy este tipo de tecnología implica a las marcas supone un 4 por ciento de los ingresos anuales de una organización, número diez veces menor al 40 por ciento que suponen los costos de la plantilla laboral en términos de capacitación y servicios, según proyecciones de Gartner.
Esta última investigación daba mayores datos. DE acuerdo con sus hallazgo, durante este año, agentes de softwares autónomos -sin control humano- participarán en el 5 por ciento del total de transacciones económicas, situación que marcaría el inicio de la economía programable, dentro de la cual las interacciones entre marcas y consumidores finales estarán sujetas a la automatización que significa la adopción de este tipo de tecnologías en la base de la pirámide comercial.
Adicional, el estudio destaca que en este 2020, los robots o bots inteligentes facilitarían el 40 por ciento de las interacciones móviles, con lo que los usuarios tendrían mayor a otorgar su confianza a asistentes personales virtuales capaces de predecir sus necesidades y actuar autónomamente en nombre de cada consumidor.
Si bien las cifras hablan de las ventajas, la realidad es que este nuevo entorno automatizado supone grandes retos, en donde uno de los más destacados serían las exigencias a los empleados (que queden) dentro del sector.
La tarea de ser una marca relevante y reconocida suma un nuevo componente que debe ser considerado. Los equipos de mercadotecnia deberán preocuparse por ‘capacitar’ a un robot y, de esta manera, incrementar sus opciones para conectar con el consumidor.
En este juego, el manejo de datos será pieza clave para eficiente los esfuerzos de mercadotecnia, como elementos que permitan predecir antes que perfilar, con el fin de estar un paso adelante frente a dinámicas de consumo y de mercado que crecen en complejidad.
Humanos que “utilizan” a robots para satisfacer las necesidades de otros usuarios parece que será la fórmula en el modelo económico propuesto por la automatización de actividades, fenómeno que si bien trae consigo muchas ventajas en cuanto a optimización de recursos, desempeño y productividad de las organizaciones se refiere, también invita a no perder de vista los motivadores básicos y naturales del consumidores, que tienen que ver con la personalización y humanización de las relaciones que establece con sus marcas predilectas.