Es bastante probable que la primera muestra de cómo podía afectar la crisis del coronavirus a España – aunque entonces se creía que sería de un modo indirecto – estuviese en la cancelación del Mobile World Congress, que tendría que haberse celebrado a finales de febrero en Barcelona. Cuando la covid-19 se veía todavía como algo muy lejano, los organizadores del congreso acabaron cancelando la edición, tras hacer muchos anuncios y cambios en medidas de higiene y aforo que hacían pensar que todo seguiría adelante. El congreso de telecomunicaciones fue también, posiblemente, el primero de los grandes eventos que cerraron sus puertas.
No sería el último. 2020 ha sido un año nefasto para ferias, congresos, conferencias y otros grandes eventos de marca. Los problemas de movilidad derivados de los confinamientos, las necesidades de aforos reducidos y la responsabilidad para frenar el avance de la enfermedad hicieron que los congresos y las ferias fueran cayendo uno tras otro del calendario.
En un primer momento, los responsables iban aplazando las fechas. Todo parecía que se iba a celebrar en los meses de verano o en los primeros del otoño. Luego, a medida que la gravedad de la situación era más clara, como también lo era el que se iba a quedar en el tiempo, directamente se hicieron cancelaciones. La idea era la de retomar los congresos y las ferias en 2021 (el año en el que también se celebrarán muchas competiciones deportivas que tendrían que haberse celebrado este año).
Lo que ocurrirá en 2021
Sin embargo, ahora que estamos a pocas semanas vista de 2021, resulta cada vez más lejano e improbable que se vayan a celebrar congresos y ferias presenciales, al menos en el primer semestre del año. Las primeras grandes fechas habituales en el calendario ferial de todos los años parecen haberlo asumido: el CES Las Vegas no será presencial y el MWC ha llevado su fecha de celebración al verano. Será en Barcelona del 28 de junio al 1 de julio.
Si se analizan diferentes sectores, se ven también los ecos del cambio. BookExpo, una de las principales ferias de la industria del libro, ya ha anunciado que no celebrará en 2021. Sus creadores incluso han ido más allá: han anunciando que se plantean cómo será en el futuro y más allá de este año entrante. La gran feria editorial, la de Frankfurt, se mantiene todavía en el calendario para octubre (con España como país invitado).
El influyente Salone del Mobile de Milán, de la industria del mueble y el diseño, ha migrado en el calendario y se ha ido de abril a septiembre de 2021 y todo el calendario de ferias de moda italianas se está reorganizando (tienen además el problema de que deben evitar ser simultáneas). También parece cada vez menos probable que se celebre la Berlinale en enero. La primera feria profesional presencial que aparece en el calendario de Ifema es para el mes de febrero.
Son simplemente unas pinceladas y unos ejemplos de lo que se avecina en el mundo de los eventos. En Alemania, uno de los pesos pesados en el mercado de las ferias de muestras, el impacto este año ha sido brutal y las cosas no pintan especialmente positivas para el futuro inmediato, como apuntan en un análisis en The New York Times. Muchas compañías alemanas reconocen que prevén recortar el gasto en ferias.
En Las Vegas, una de las ciudades en las que suelen celebrarse más ferias y eventos profesionales, la industria no espera una vuelta a la normalidad y a los números pre-covid hasta el primer trimestre de 2022. De 2021 no creen que no empiecen a ver un retorno de la actividad hasta mediados del año.
Las pérdidas económicas asociadas a la desaparición del calendario de ferias serán brutales y no solo en ese país. Como recuerdan en el Times, las ferias generaron en 2018 unos ingresos globales de 137.000 millones de dólares y generan unos 1,3 millones de empleos. Para las empresas, la ausencia de las ferias y los congresos han supuesto la desaparición de momentos propicios para acuerdos y para posicionar en el mercado productos y servicios.