Cómo la inteligencia artificial puede ayudar a mejorar el comercio electrónico y crear mejores experiencias

La inteligencia artificial se ha convertido en la piedra angular sobre la que reposan muchas proyecciones sobre cómo será el futuro y qué elementos cruciales cambiarán las cosas. La IA es clave en el desarrollo de muchas de las innovaciones que marcan la agenda de los negocios y tiene ramificaciones ya en muchas otras áreas.

Así, la inteligencia artificial ya impacta en qué contenidos nos ofrecen en streaming o en cómo se gestionan los anuncios. Y, por supuesto, la IA también cambiará cómo compramos online, qué experiencia eso supone y cómo se controla todos los elementos vinculados a dar respuesta a nuestras necesidades de compra.

El comercio electrónico es una de las herramientas que más ha crecido en los últimos años y una que, además, se ha visto muy beneficiada por el contexto que ha creado la crisis del coronavirus. Los consumidores están encerrados en casa, donde compran mucho más desde la red y donde se están acostumbrando a incluir las compras online en sus patrones de consumo.

Lo más probable es que cuando todo esto pase se siga comprando online y el ecommerce necesita seguir innovando para mantener la atención y las buenas opiniones de esos consumidores. La IA será una de las palancas para hacerlo.

En una de sus predicciones sobre el futuro del ecommerce en los próximos años, Gartner ya adelantaba que la inteligencia artificial tendría un impacto destacado. Sus beneficios sobre aquellos players que aún no hubiesen adoptado esta herramienta serían muy elevados.

La consultora apuntaba que, en 2023, la mayoría de las empresas que empleasen IA en comercio digital tendrían una mejora de un 25% frente a las que no en satisfacción del cliente, ingresos o reducción de costes. Esto ocurrirá porque la IA es capaz de corregir fallos, adelantar tendencias o tomar decisiones de forma automatizada, liberando tiempo y recursos en la plantilla para tareas mucho más esenciales.

Los valores de la IA y lo que supone para el ecommmerce son muy variados, como recuerdan en un análisis del BBVA. La experiencia del comprador se puede mejorar de manera notable, ya que la inteligencia artificial abre la puerta a incluir mejores recomendaciones de productos, más personalización o servicios de asistentes virtuales que ayuden en todo momento – y de forma personalizada – al comprador.

Todo será más personal, más único y, por tanto, más positivo, más memorable y más ‘disfrutable’. El consumidor gozará más con la experiencia, se sentirá más cómodo con ella y, posiblemente, acabará comprando más.

Pero los potenciales usos de la IA en el ecommerce van mucho más allá de la personalización o de las experiencias. También tocan cuestiones complejas entre bambalinas.

Cambios también en la logística

Así, la inteligencia artificial no solo afecta con sus potenciales beneficios a quienes de forma directa venden en la red, sino que puede impactar en toda la cadena de servicios vinculada al comercio electrónico. Esto es, también puede cambiar la gestión de cuestiones como la distribución de fabricante a tiendas o en la logística de entrega a cliente.

Las compañías de mensajería están ya viendo esta idea e invirtiendo en ellas. Por ejemplo, CTT Express anunciaba este verano una inversión de un millón de euros en equipamiento digital para repartidores, en el marco de una estrategia para establecer un sistema dinámico de gestión de rutas.

Usando algoritmos e inteligencia artificial, se determinarían los mejores ratios de entrega y las rutas más eficientes, señalaban entonces en la nota de prensa en la que anunciaban la inversión. “Ante las nuevas exigencias a las que se enfrenta este sector, tan competitivo con el crecimiento del ecommerce, queremos conseguir operaciones de distribución muy flexibles, que no se colapsen en las puntas de campaña, que cada vez son más acusadas”, indicaba entonces el director general de la compañía, Manuel Molins.

La inteligencia artificial puede, partiendo del histórico de datos, comprender cómo se debe entregar el producto y qué rutas y prácticas adecuar para lograr una mayor efectividad.

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