¿Ir o no ir era la pregunta?
La primera cuestión para revisar era qué había. La verdad que nada especialmente alentador: “Los Croods 2” y “Mujer Maravilla 1984” que ya había visto y que regresaron; “Dime cuanto tú” y “El día de mañana” que también estaba cuando cerraron (de nuevo), la segundo, al menos, ya está en plataformas; básicamente todas las de Harry Potter y otras que a estas alturas ya se sienten viejas como “Tenet” y “Feliz novedad”. Las novedades eran “Tom y Jerry”, “Monster Hunter” y el documental de Billy Eilish que estrenó simultáneamente en Apple TV. Y las “novedades” se quedaron cuando renovó la oferta, es decir, al menos en la CDMX no llego nada nuevo; en otros estados sí llegó, por ejemplo “Chaos Walking” con Tom Holland. Total, que por ese lado no era muy alentador (vaya, Disney+ estrenó “Raya y el último dragón” y Amazon “Un príncipe en Nueva York 2” que suena mucho mejor y Netflix siempre tiene al menos un estreno llamativo entre la casi decena que lanza por semana). Aun así, decidí ir.

Para los inquietos, el otro tema, desde luego indispensable, eras las medidas de seguridad. Ya en agosto me había animado a volver cómo quedó documentando en “Cómo es ir al cine en la nueva normalidad” publicado en este mismo espacio y donde comenté que el cine, me parece, es un espacio seguro. Y reitero, como entonces, la decisión y el riesgo es personal. Después de aquella ocasión volví varias veces. Pocas en realidad, pues mucho depende, para mí, al menos de qué se esté exhibiendo. Las últimas dos que vi en 2020, justo cuando se anunció el nuevo cierre habían sido “Mujer Maravilla 1984” en su primer día y en la única ocasión que me tocó una sala “llena”, es decir, al 30%, y “Los Croods 2” donde éramos unos cinco (ya no era estreno y era matiné). Así que ya conocía las medidas de seguridad y estaba cómodo con ellas.

En esta ocasión opté por ver “Dime cuanto tú”, comedia romántica mexicana por la que tenía curiosidad y que no estuvo mal, tampoco es que sea una joya. Fui a una última función. Ahora, hay menos funciones, las primeras son poco después del mediodía y las últimas antes de las 20 horas.

Las medidas, en gran medida (valga la redundancia), son las mismas. Aquí una puntualización, la única cadena que reabre es Cinépolis. Cinemex sólo oferta proyecciones en auto cinema. Se recomienda comprar el boleto antes (esta vez no lo intenté por la App, había fallado a finales de año). A la entrada te toman temperatura, dan gel y piden registres tu visita vía código QR; si llevas boleto ya puedes pasar a la sala. En caso contrario, mi caso, el boleto se compra en dulcería y ahí mismo, si quieres, puedes comprar comida. El personal trae guantes, cubrebocas y careta; hay un acrílico que te separa de ellos, el producto se entrega por un costado o en la hendidura inferior y, reitero, sus terminales son las más limpias (antes y después de que las uses son sanitizadas; sólo las tocan los clientes). Ahora, sí hay un inconveniente.

En esta ocasión había un poco más de gente y el personal en cajas es poco. Eso ocasionó que en algún momento estuviéramos más de 12 personas “en la fila” (en realidad no lo era, era algo amorfo en lo que entendíamos quién iba primero y quién después, en aras de la sana distancia). Esperé alrededor de 15 minutos para comprar mis boletos y no es que hubiera mucha gente antes, es que el cajero lo tiene que hacer todo y sólo había dos cajeros. Un modelo como Starbucks podría servirles, alguien toma la orden y el otro lo prepara; incluso, contrario a la práctica, primero compras tus alimentos y mientras se preparan elijes tus lugares. Porque hay que decirlo, hay quiénes se tardan “la vida” en elegir y no es que haya muchas opciones.

Las salas ahora están al 20%. Los pasillos que no están funcionando están bloqueados y en los que sí, hay sólo algunos lugares disponibles. Así que por cerca estás a al menos un par de asientos de alguien más. Hay muchos señalamientos, avisos al inicio y al final y una persona llega cuando termina la película para indicar la salida. En todo momento las puertas están abiertas para que la ventilación sea lo mejor posible. Ni la luz ni el sonido exterior fueron molestos.
Así que la vuelta al cine, otra vez, fue, en términos generales, buena. Hay cosas que mejorar, nada grave, y ojalá mejore la oferta de películas. Es un tema del que habrá que hablar, ¿Por qué ir cuando hay títulos más atractivos en plataformas? ¿Por qué debía ver el documental de Billie Eilish en el cine si ya pago Apple TV? Eso pasará más a menudo. Vaya, incluso en el caso de Disney+, ¿Por qué tendría que pagar 329 pesos si ya tengo una cuenta? O, si decido pagar extra, dependiendo del número de personas, podría ser más barato verla en el cine, si se quiere verla ya, o esperar a que llegue… es un tema para discutir. En fin… que el cine ya no es tanto un pueblo de fantasmas; es una experiencia con áreas de mejora y ojalá pronto sea una de película.

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